martes, 30 de agosto de 2011

Todavía me sale si lo intento...

Hoy deseé con tantas ganas ser un gorrión, que creo que por un momento lo conseguí. Magullé con mi piquito diminuto una ramas -diminutas como yo-pensando en mi nido.
Luego salí volando, y, de repente, había vuelto a ser yo misma. Entonces me pregunté: "de tantas cosas que podría haber sido.. ¿Por qué me tocó ser persona?"


        Igual por suerte aún, de a ratos, dejo de sentir el suelo bajo mis pies

lunes, 29 de agosto de 2011

Cada vez que veo un cartel de "Sonría, lo estamos filmando" me siento como The Truman Show


viernes, 26 de agosto de 2011

"La única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a ninguna."


"Para mí sólo existe una manera más agradable de viajar que a caballo: a pie. Se emprende la marcha cuando se place; se detiene según su voluntad, se esfuerza poco o mucho, según se desee. Se observa todo el país... No preciso tomar senderos desbrozados ni carreteras cómodas. Paso por todas partes por las que pasa una persona, veo todo lo que puede ver una persona y, puesto que dependo únicamente de mí disfruto de toda la libertad de la que puede gozar una persona."


"¿Cómo vivir en una sociedad que todo el tiempo te dice qué hacer?


"Aún no ha nacido la persona que pueda amarme como yo amo".






Jean-Jacques Rousseau
IDOLO !

lunes, 15 de agosto de 2011

Hoy creo que corresponde llamarse al silencio y luego romperlo al grito de...

¡GRANDE, MOROCHA!


Hermosa democracia, hermoso el país que nos toca, no lo desaprovechemos



domingo, 7 de agosto de 2011

Historias de colectivo

Rosita, así solían llamarla, estaba sentada del lado de la ventanilla, de un colectivo completamente lleno. Aunque a su lado todos podían observar el asiento vacío, nadie lo ocupaba.
A sus espaldas, dos mujeres hablaban, y, no por chusma sino por falta de sordera, Rosita no podía más que escucharlas.
-No entiendo a esas mujeres -le dijo al hada que se sentaba a su lado.
-¿Por qué no, Rosita?
-Hablan de una persona que supuestamente es muy mala, pero desde que las escucho, sólo enumeran sus virtudes.
-Eso, Rosita, se llama envidia.
-... -luego de un prolongado silencio-no entiendo la envidia.
-Y ellas no entienden a las hadas.

Siguieron el viaje sin hablar mucho. Rosita no necesitaba hablar con el hada que la acompañaba para saber que estaba a su lado. Y todos a su alrededor no necesitaban ver al hada para saber que no podían ocupar su espacio.