domingo, 30 de enero de 2011

Nada de esto fue un error (no?)

Creo haber comentado con anterioridad que noto que el blog se ha convertido en una suerte de obsesión para mí. Sobre todo, me doy cuenta de ello cuando estoy en una situación X, y me pongo a pensar "cuando llegue a casa, debería escribir...". Bueno, me pasó ayer. Pero aparentemente, no se si será un gualicho, o simplemente que me apresuro a la hora de pensar en los finales de mis noches,cada vez que pienso en escribir una cosa, las circunstancias me obligan a escribir otra.

En el caso de ayer, la situación fue esta. Estaba en una fiesta, y estaba pensando en llegar a casa y escribir:
"Bueno, tengo dos opciones: o mandar los códigos a la mierda y hacer lo que siento, o seguir remando en dulce de leche, apostando a algo que seguramente no va a pasar". (O algo similar, en el momento y en mi mente sonaba mejor)

Sin embargo, la situación me interpeló. Y, casi sin darme cuenta, terminé optando por la opción uno, pero de forma vertiginosa, que realmente no era mi idea. Esperaba una cosa más paulatina, más calculada, pero llega un momento que no hay racionalidad que alcance.

No sé si les pasó alguna vez. Pero llega un momento, entre un hombre y una mujer (partiendo del supuesto que hablamos de heterosexuales) en que sin decir nada, ambos saben lo que le está pasando por la mente al otro. No sé qué es, serán hormonas, será telepatía, será que cambia la forma de mirar, o quizá un poco de todo eso, pero lo cierto es que estás hablando con alguien como si fuera un re amigo,y de golpe, un roce, un hablarse al oído por el ruido que hay alrededor, una mirada particularmente prologanda... y ahí está. La seguridad de que el otro te tiene ganas. Y es eso, eh, es seguridad. No es un "me parece...", no hay lugar a dudas. Esa verdad está ahí, y vos lo sabés.

Cuando pasa eso con alguien que no se supone que pase, cuando te das cuenta que hay una "chispa" especial con alguien que puede ocasionar un problema, cuando sabés que permitir que pase algo con esa persona te va a complicar las cosas, dudás. Tratás de negarlo, o tratás de decir "bueno, pero en esta situación no va a pasar nada". Ahí fue cuando me equivoqué, y pensé que podía tomar una decisión paulatina y pensada.

Porque X persona te puede sacar a bailar cuarteto, y está todo bien, es divertido. X persona te puede sacar a bailar rock, y hasta te reís cuando lo pisás. Ahora, si X persona te saca a bailar lentos, disimular se empieza a volver complicado. Y sin embargo, seguís diciéndote que no, que mejor esperar, que los códigos y toda la bola. Pero llega un punto en el que no hay dudas, en donde la chispa ya es por poco un incendio, y hay que tomar una decisión. Sí o no. Razón o sentimiento.

Mi única duda es si fue sólo sentimiento, o tuvo algo de venganza. Odio pensarme así, pero a veces realmente siento que ni yo misma sé hasta qué punto soy forra intencionalmente. Digo, en el momento de tomar la decisión, lo primero que se me vino a la mente fue "no, no, no la quiero cagar". Pero lo que vino a mí inmediatamente después fue la imagen de su "traición", pensé en él y pensé en ella, en la otra, y pensé que después de todo él también optó por una amiga mía delante de mis ojos, y pensé que, finalmente, no tengo por qué rendirle cuentas a nadie que me haya hecho sufrir. Y que hacer lo que sentía, sin importar las circunstancias, no puede estar tan mal. Entonces decidí, me dejé llevar.

No sé, igual no me siento orgullosa de lo que pasó. Le echaría la culpa a la cerveza, pero es una salida fácil y mentirosa. El problema soy yo cuando pienso con el pito (o con los ovarios de una mujer despechada).

jueves, 27 de enero de 2011

Un lugar llamado Nomeacuerdo

Bueno, me decidí. Voy a subir lo primero que escribí de "Un lugar llamado Nomeacuerdo", el cuento/novela o lo que sea que salga de este, mi regreso a la ficción. No iba a publicarlo, pero la experiencia me dice que sólo la presión de los lectores me va a dar pila suficiente como para seguir, así que bueno, acá lo tienen. Espero comentarios honestos.





            Pablo fumaba en la puerta de su casa, de su casita de aquel lugar llamado Nomeacuerdo, mirando a su alrededor con la misma desidia del día anterior, y del anterior también. Para él era bastante sagrado el momento de sentarse en la puerta de su casa a fumar un cigarrillo por varias razones. Primero, porque era uno de los pocos momentos en los que dejaba su mente volar y, de algún modo, se olvidaba un poco de todo. Segundo, porque no podía darse el lujo de fumar muy seguido: no podía gastar demasiado en sus vicios cuando tenía varias bocas que alimentar (lo que ya de por sí costaba bastante).

            Ese miércoles el cielo se veía abarrotado, y todo indicaba que en poco tiempo llovería. A Pablo le gustaba la lluvia, siempre le había gustado, pero se amargó al pensar que si se avecinaba un temporal, la pasarían mal, como siempre. Los agujeros en el techo ya eran imposibles de disimular, el agua que entraba en aluviones por ellos no entraba en los baldes y palanganas que ponían debajo. Los colchones se arruinaban, la ropa se arruinaba, sus chicos tomaban frío y terminaban enfermándose y su mujer, en el estado en el que estaba, era la que más sufría las consecuencias.

            Pablo maldijo por lo bajo al pensar en todo eso, al pensar en lo que se avecinaba si llegaba a llover y, como no podía ser de otra manera, empezó a recordar viejas épocas. Nunca supo si le hacía bien o no tanto recordar las viejas épocas, pero al menos, por un momento, lograba retrotraerse a momentos felices. Todo era distinto en los años en que gobernaba el General Manzano, pensaba. Recordaba su trabajo, que amaba realizar a pesar de ser un tanto monótono, y recordaba las horas en las que, al salir del trabajo, dedicaba a luchar por sus ideales, a luchar por el Partido, a luchar por las reivindicaciones suyas y de todos sus compañeros.

            Recordaba también lo que era volver y tener a su mujer esperándolo con un plato de comida caliente, y lo que era tener calefacción al máximo en invierno, y vacaciones en la costa en el verano. Y recordaba sus sueños, y eran los que más le dolían, y eran los que más extrañaba. La capacidad de soñar. De soñar con salir adelante, y con que sus hijos pudieran tener la educación que él no había podido tener, y que entonces sus nietos pudieran ser hijos de profesionales y estar orgullosos de sus padres, como sus padres lo estaban de él.

            Pero las cosas habían cambiado en aquel lugar llamado Nomeacuerdo, y sus sueños se veían irrealizables, y el cigarrillo estaba consumiéndose hasta el filtro, y él se lamentaba casi tanto eso como la lluvia que se avecinaba; y mientras pensaba en que tendría que ir ubicando las palanganas debajo de las goteras, el grito de su mujer llamándolo lo hizo dar un brinco.
-Pablo, tenemos que irnos. 

miércoles, 26 de enero de 2011

Soy así:
Me preocupo por cosas en vano.
Me preocupo por cosas importantes, pero que no puedo solucionar.
Me preocupo por cosas importantes a las que le busco solución.
En fin, me preocupo.
Y un día, llego a casa, pienso en todo, en lo que hice bien, en lo que hice mal, en lo que tengo y en lo que me falta, y me digo:
¡La pucha que vale la pena estar vivo!
Es uno de esos días. Disfrútenlo conmigo que duran poco

martes, 25 de enero de 2011

A cada momento me debato entre las ganas que tengo de seguir luchando, y el miedo de que sea completamente en vano..

jueves, 20 de enero de 2011

Ok, por primera vez (quizá única?) voy a hacer un post cursi, de algo escrito no por mí, y encima, se lo voy a dedicar a alguien. Que no se les haga costumbre, porque no le voy a andar dedicando poemas a todo el mundo, sólo a gente que realmente lo merece. Así que, http://reinadtreboles.blogspot.com/ , esto va para ti, porque hay veces que sólo tú me entiendes.


Poema 20 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". 

El viento de la noche gira en el cielo y canta. 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Yo la quise, y a veces ella también me quiso

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. 

Ella me quiso, a veces yo también la quería
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. 

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo. 

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. 

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. 
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. 

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
 

Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

lunes, 17 de enero de 2011

Instrucciones para disfrutar una ola

Es conveniente esperar un día soleado, con algo de viento, para que hayan buenas olas, pero cálido, para no tener frío al salir. Si hace mucho calor, posiblemente la primer zambullida será mucho más gratificante.

En primer término, acercarse al mar. Conviene, antes de entrar en él, admirarlo un momento. La inmensidad del horizonte es algo en lo que a veces no se repara, pero que es terriblemente conmovedor.

Una vez hecha la primera aproximación, caminar despacio por el agua. Cuando el mar comience a llegar por las rodillas, las olas al romper posiblemente comiencen a salpicar partes sensibles del cuerpo; soportar los salpicones y continuar caminando. 

Cuando la ola empiece a romper cerca del estómago, entonces es hora del gran momento. Primero, es conveniente esperar a que el mar se tranquilice un poco, para poder tomar envión. Cuando se ve venir una ola grande, ¡CORRER!. Correr hacia la ola, y, a unos metros de ella, sumergirse. Sentir el frío, calando hasta los huesos, pero la felicidad de refrescarse después del calor sofocante de afuera. Nadar debajo del agua, escuchando atentamente, hasta que.. ¡fffrrrrmmm! El ruido de la espuma, de la cresta de la ola, pasando justo por encima de nuestra cabeza, sacudiéndonos un poco más de la cuenta.

Entonces salir, respirar aire fresco (ahora más fresco que nunca), tragar un poco de agua salada que es inevitable, y sonreír. Sonreír esperando la próxima ola.



                                   Sola.. sola con su amor el mar.. ♫

Vivo per lei

En relación al post anterior, otro regalito, me acordé de repente y me dieron ganas de escucharla. Hermosísima canción



Cómo duele cuando falta... cómo brilla fuerte y alta... 

domingo, 16 de enero de 2011

Sobre la música y otras bellezas de la vida

He escuchado decir en muchas oportunidades, y por temas diversos que "uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde". Siempre creí que un poco de razón tiene esa frase, y como no me gusta que eso sea así, cuando me doy cuenta que estoy actuando de esa manera busco cambiar de actitud. Empezar a valorar que tengo un techo, una familia, salud, comida todos los días, etc. De verdad, siempre lo hago, porque me parece injusto ser desagradecida, cuando en general, tengo todo lo que necesito para tener una vida feliz.

Ahora bien, nunca se me ocurrió agradecer por tener música; y cuando digo música, digo MÚSICA.O sea, cada uno tendrá sus gustos, y es lícito, pero es claro que cada uno considera música de verdad a ciertas cosas, y a otras "ruido con ritmo". En fin, nunca había pensado hasta qué punto la música es indispensable, hasta que se me rompieron los auriculares del celular. Una vez más, uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde.

Ojo, yo siempre escuché música en casa , y no siempre necesité de auriculares. Pero cuando empecé a trabajar, sucedió que pasaba ocho horas escuchando la misma radio, que pasa una y otra vez los mismos... quince temas. Que además, no son de mi agrado musical, sino que están mucho más cerca a lo que yo considero "ruido con ritmo". Y cuando salía, no podía ni siquiera escuchar los temas que me gustan con mi celular porque no tenía auriculares (y claramente, no soy de las que ponen música a todo volumen en el colectivo).

De todos modos, no supe el grado de angustia que me generaba la ausencia de música hasta que no aguanté más y me compré los auriculares. Entonces me di cuenta hasta qué punto los había extrañado. Esa sensación de abstracción que genera la música, que te transporta a otro mundo, un mundo mucho más lindo y donde todo es más fácil de entender. Esas sensación de cargarte de energía positiva a  veces, calmarte cuando te tiene que calmar, y de movilizarte cuando lo tiene que hacer.

Ahora tolero mucho mejor la radio que sigue pasando los mismos quince temas, porque no es lo único que escucho en todo el día. Y si escucho afuera del trabajo uno de esos quince temas, ya no me dan ganas de llorar como antes, sino que me rio y lo canto (porque, claro! me sé la letra de principio a fin, con puntos y comas). Y estoy con un poco de mejor humor, de paso. 

No sé quién fue el primer ser humano que descubrió que combinando sonidos se podía crear algo hermoso, pero haya sido quien haya sido, y cuando haya sido... ¡GRACIAS!. De verdad, no sé qué sería de nosotros si esa persona no hubiera existido. Qué vida tan gris la vida sin música.

Un regalito, para los amantes de la buena música :)




Viajar y tenerte, viajar y encontrarte. Encontrarte en una piedra, en el mar, 
en el cielo despejado, en el estrellado también. 
Te encuentro donde voy, porque te siento donde voy.
 Te siento donde voy, porque te llevo conmigo,
 siempre conmigo. 
Sentir el corazón encogerse como cuando vez al amor de tu vida, 
y sentir la piel de gallina, y
 sentir quizá lágrimas caer,
 o una risa suelta 
que hace que todo el mundo se pregunte extrañado 
¿qué está pasando?.
Pero no importa, lo que importa es otra cosa.
Tenerte conmigo, siempre conmigo. 

jueves, 13 de enero de 2011

Incoherencias

"Gorila" es una palabra que para algunos significa "un animal de la familia del simio", para algunos es un fuerte insulto, y para otros, como yo, es un adjetivo calificativo que describe a ciertas personas. Voy a serles completamente honesta, y les diré que recuerdo la historia de la palabra, aunque sé que la tiene, así como la palabra "descamisados" . En fin, no me interesa hablar de peronismo justamente en este post, pero  como me dieron ganas de escribirlo después de leer un poco el "hash tag" de twitter denominado #frasesdederecha y de ver una foto de Perón, me pareció bien empezarlo así.
En fin, no quiero hablar de aquellos a los que yo considero gorilas, sino sobre algunas "goriladas" que he escuchado, y quiero una opinión: ¿Soy yo la única que piensa que son incoherencias?

-Una vez, hablando con una amiga de política, las cosas terminaron mal. Nos enojamos, yo le dije "busca-roña", ella me dijo "exagerada", entre otros epítetos, y no volvimos a hablar por un tiempo. Pero previo a eso, la conversación había girado en torno al gobierno. Más allá de mi postura política (que si bien se vuelve evidente, no me interesa remarcar demasiado), ella intentaba defender la suya de este modo: "La presidenta gasta MILLONES Y MILLONES en carteras, mientras que EN EL CHACO hay chicos que se mueren de hambre". Por dentro pensé "claro, porque en tu barrio seguro que nadie se muere de hambre, porque vos invertís el mismo valor de la cuota de tu facultad privada en darles de comer a todos", pero no lo dije, porque me sonó demasiado violento. Igual, la respuesta a mis pensamientos llegó poco después, cuando me dijo (dentro de la misma conversación, aclaro): "si yo fuera presidente, lo que haría sería poner una bomba en todas las villas". Textual. Mi respuesta: "Claro, la mejor manera de terminar con la pobreza es esa: matar a todos los pobres". Respuesta de mi amiga: "No, a los pobres no. A los villeros". Clap clap clap, yo la voto!

-Una vez, siendo partícipe de una discusión entre dos amigos. Uno hablaba de cómo es que "los planes trabajar" (queriendo decir "asignación universal por hijo") estaban mal implementados por el gobierno, porque   había chicos que sin ir al colegio lo cobraban igual, porque la directora del colegio firmaba la constancia de alumno regular aunque los alumnos no asistieran a clases. (Aclaración, esta conversación se dio cuando el tema "Villa Soldati" estaba de moda, y pronto verán por qué esto es importante). Le digo "no te parece que si la directora firma una constancia de asistencia trucha, la que está actuando mal es ella?". Me responde "pero si la amenazan con matar a sus hijos?". Mi respuesta: "que haga la denuncia, como corresponde. Nadie tiene por qué ir a la cárcel solamente por ser pobre, pero si es un asesino sí merece ir preso. Que llame a la policía". Su respuesta: "claro, y para qué va a ir la policía si no tienen armas??". Tenés problemas, amigo. Largá el Clarín, y dale a la viola que es más nacional y popular.
Ya que estamos hablando de este muchacho (que como notan, me cayó tan bien que le dediqué líneas en dos post), les cuento que durante la misma conversación dijo "el capitalismo es así, hay que bancársela", "si el pobre nació pobre que se la aguante, que no reclame" y después, cuando les dijimos a él y al amigo que nunca se iban a poner de acuerdo,porque uno pensaba que los pobres merecen una oportunidad y el otro que simplemente molestan, contestó "yo creo que merecen una oportunidad, pero que las que se les ofrecen hoy en día no son las adecuadas". Cuando se te ocurra la adecuada, ¡llamame! así hago lo contrario.

Como esas, miles. Una vez discutí fuertemente (sí, muchachos, tengo tendencia a discutir fuertemente con todo el mundo) con un amigo que se decía "anarquista". ¿Por qué? Porque me decía "mediocre" y "sostemática" por creer en Dios, porque la religión era una mentira y que yo eligiendo creer en eso optaba por "el camino fácil". Por otro lado, me trataba casi como delincuente por tomar coca-cola o ir a Mc Donals. Bueno, buenísimo. ¿Cuál era, entonces, el camino "complicado" que tomaba él para salvar el mundo?, se preguntarán. Pues bien, su solución era dejar de ir a Mc Donals, pero comprarse un celular y una computadora último modelo, y sentarse en su casa a leer autores anarquistas, "usando" el sistema de la mejor forma para él y "conociendo" cómo sería el mundo ideal, pero sin poder hacer nada para obtenerlo, porque de todos modos es imposible. Bueeee níiii siiiii moooo. Una mediocre te felicita.

Podría seguir, pero no quiero ahogarlos con ejemplos. Quiero simplemente que me digan ¿soy yo que estoy loca, o todos estos gorilas no tienen capacidad para sostener argumento alguno? Me interesan sus opiniones, sinceras, por favor.


Yo sola no puedo cambiar el mundo, eso lo sé. ¿Pero es tan extravagante pensar que, entre todos, podemos vivir en un lugar más justo, donde no haya que matar a nadie ni por su color de piel ni por la cantidad de plata que tenga en el bolsillo? ¿Donde cada uno pueda creer lo que quiera, y vivir como quiera sin que lo juzguen por ello? ¿Dónde nadie se venda por dos pesos, ni por un millón, y seamos libres de verdad? Me puse melosa hacia el final, pero es que lo que me molesta de estas cosas que acabo de relatar es eso: me alejan de mi sueño de poder dejarle a mis nietos un mundo más lindo.


                                         el también tuvo un sueño... 

lunes, 10 de enero de 2011

¿Femenina yo?

Miren, siempre fui muy feminista. Ahora soy feminista también, pero de otra clase: me encanta ser mujer, me encanta aprovecharme del hecho de ser mujer, me encanta todo lo que implica ser una mujer. Pero me gustan más que nada en el mundo, las mujeres que tienen algo de masculinidad.

Paso a explicarme, porque sino va a sonar raro. Lo femenino tiene su encanto. Las mujeres arregladas y maquilladas son lindas, las mujeres con un cuerpo bien femenino son lindas, las mujeres buenas madres y cariñosas son lindas, etc. Pero hay una parte de la mujer que a veces implica ciertos desórdenes emocionales que terminan en cosas malas. Esa clase de cosas, habría que erradicarlas. Entonces todo sería perfecto. A modo de ejemplo: Una mujer se acuesta con su jefe. Siente por un lado el placer diabólico de decir "me prefiere a mí", pero por otro lado siente resentimiento, y lo peor, celos de toda otra empleada que se acerque al jefe (de la misma forma que ella lo hizo). Quiere que todos lo sepan, para vanagloriarse, pero al mismo tiempo teme quedar como la "puta" del grupo (que no es,eh!!), y por ende le molesta muchísimo enterarse que alguien lo cuente a sus espaldas ("me quieren ensuciar!"). Así es que se vive una situación de tensión constante, que termina cagándole la vida a todo el mundo. En el otro palo del gallinero, tenemos al tipo que se acuesta con su empleada: mientras no se enteren ni mi esposa ni mis hijas, que lo sepa todo el mundo! Si soy un winner. Así de simple.

Ejemplo como ese hay miles, pero serán motivo de posteos posteriores, porque es un tema interesante, y debatible. Acepto sus opiniones acerca de esta reflexión, pero les juro que parte de un caso real, que me tiene un poco malhumorada. Y me doy cuenta que todo el tiempo que he pasado intentando pensar como hombre (sí, lo he hecho y muchas veces jajajaja) me ha ayudado: ya no me engancho en esas cosas de mina. También se lo puede ver como una actitud de madurez. Yo creo que tiene un poco de ambas cosas.

Take it easy, man. Pensá con el pito, es mucho más sencillo. 

Y cintando de las mejores canciones del mundo, me retiro.
The best thing about being a woman is the prerogative to have a little fun ♫




Y ya que estamos hablando de lo femenino, me dieron ganas de subir una foto de la más hermosa, divitiéndose, como corresponde ♥

sábado, 8 de enero de 2011

Lo que te pasa mientras ves pasar la vida

Sucede así:
Tenés que trabajar, tenés que dormir, querés salir, querés escribir.-
Esperás encontrar al amor de tu vida a la vuelta de la esquina, pero encontrás una tapita de coca-cola tirada que dice "seguí participando".-
Salís, dormís, trabajás.-
Escribís también, porque es como que si no escribís no te sentís del todo bien.-
Descubrís que eras un arlequín como cualquiera, hasta que te volviste blogger, y ¿La verdad? no te molesta.- Descubrís que la persona que te cagó el fin de año resulta ser una persona maravillosa y que, paradójicamente, tiene tanto que ver con vos que no te puede caer mal.-
Te enterás que el amor -imposible- de tu vida está muy cerca tuyo y te morís de ansiedad por verlo.-
Esperás poder verlo, porque sino vas a matar a alguien.-
Pensás en "esa persona" más tiempo del que querrías, pero menos de lo que pensabas antes.-
Esperás que, siguiendo la lógica, cada vez pienses menos hasta que no pienses más.-
Paradójicamente, esperás más todavía poder verlo en unos días, y te das cuenta que la canción "tengo que dejar de pensar en vos pero tengo también tantas ganas de verte", nunca va a pasar de moda.-
Te tenés que ir, pero al menos, pasaste un ratito por tu blog, recordaste al mundo que seguís vida, y, lo mejor de todo, te tomaste un ratito para expresar tus sentimientos.





Ya vendrán entradas mejores. Por ahora, mi blog es mi ratito para estar conmigo, y para poner en palabras lo que siento. Mejor aún, para saciar mis ganas incontenibles de escribir. Aunque siempre fue para eso. Creo que escribir es como una droga, cuanto más lo hacés, más querés hacerlo. Qué loco.

martes, 4 de enero de 2011

Abstinencia

Necesito escribir pero estoy cansada. Me gustaría que el día tuviera más horas, o que yo tuviera una vida con más tiempo para escribir. Me gustaría, además, poder ser esas personas que pueden resumir en pocas palabras sentimientos profundos, o situaciones extremas con la claridad de una imagen, o todavía más aún (porque las palabras tienen algo que la imagen le envidia y le envidia mucho: capacidad de explicar lo abstracto).

Desearía con todo el corazón (porque es el corazón el que interviene en estas pasiones) poder poner en palabras lo que siento por mis amigos, la profundidad de mis sentimientos cuando uno de ellos está sufriendo y me siento inútil, desearía tener palabras que explicaran el dolor y lo hicieran doler menos. Me gustaría a veces saber qué decir cuando no es mucho lo que se puede decir, y me gustaría que a veces las palabras que no me alcanzan se convirtieran en los más lindos gestos, en la sonrisa adecuada o el abrazo apretado en medida justa.

Me gustaría, ya que estamos, poder poner en palabras lo que siento, y así quizá entenderme las 24 hs. del día y no sólo el ratito en el que me da la luz del sol. Y me gustaría que los demás me vinieran de una con la verdad y no me dieran vueltas. Me gustaría que me ayudaran a decidir qué es lo que se debe hacer a veces.

Lo que más me gustaría en este momento, igual, sería estar durmiendo. Pero mis necesidades de escribir luego de pasar un período de abstinencia a veces superan otras necesidades vitales...